Veo imágenes que no están, profundizo en un rayo de luz que divide el día en dos.
No hay distracción posible. Las flores se van, me aferro a los hilos de mi existencia, al sonido de un plato que irreversiblemente se rompe. Te veo a vos, calmo.
Todo. Todo eso.
Las sombras y los errores como únicas certezas de todo lo que vi.